Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://jimbjad437833.activablog.com/37635301/consecuencias-deportivas-del-cabezazo-de-zidane