Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://mariamtodi928748.blogerus.com/60375241/qué-habría-dicho-materazzi-para-provocar-el-cabezazo-de-zidane